Por el contrario, cuanto más otorgues, más sentirás la necesidad de seguir otorgando. De otro modo, lo que sientes no se llama amor. Cuando se ama no puedes decir ya basta. Sólo te amo hasta este límite y más allá, no será posible. Si tú piensas que tu amor tiene límites, entonces no se trata del amor.
El hombre quiere fijar límites a su amor, porque su raíz espiritual es la fuerza de la pantalla anti-egoísta que le dice: “Podemos llegar hasta este límite, no más, pues no estoy preparado para ir más lejos”.
El amor cambia todos los límites y no comprendemos lo que es el amor verdadero. Pensamos que significa lo mismo que llenar nuestro estómago. Pero el amor es llenar el deseo del otro; es la aspiración de llenar al otro. Siento que él es un extraño y que entre nosotros existe una distancia. Pero, por otro lado, siento la necesidad de llenarlo.
Se trata del Kli Espiritual y de la ciencia de la Cabalá, no estamos hablando de abrazos y besos. Toda la Naturaleza actúa de este modo: carencia y llenado; y todo está dirigido por el amor.
Bajo este principio todo se une, se atrae o se separa en la Naturaleza. Sólo esta fuerza única actúa en la Naturaleza, porque el Creador es la fuerza del amor. Por eso no existe nada excepto el amor y el odio (es decir, el amor con el signo de menos).
El amor al prójimo no es una fórmula bonita, sino que es la Ley de la Naturaleza. Llenar el deseo del otro significa sentirme a mí mismo por encima del tiempo, del movimiento y del espacio: de todos los límites de este mundo. Es decir entrar en el mundo espiritual.
Es así que alcanzo la vida eterna. Y sin todo esto vivo como un animal y me encuentro limitado a la vida de mi cuerpo material en este mundo.
Rav Laitman
(Extracto de la lección según el artículo Matan Torá (La entrega de la Torá) de Baal HaSulam, correspondiente al 03 de mayo 2010).
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