domingo, 6 de mayo de 2012

NÚMEROS

EL VALOR SECRETO

El valor secreto de los números tiene una fórmula que se plantea de la siguiente forma: valor secreto de un número es igual al número por el número, más uno, sobre dos. Así, cuando vamos a poner el valor secreto de uno, de dos, de tres o de cualquier número, aplicamos esta fórmula y, con esta base da un número que se relaciona con una letra, con un Arcano, con un color, con un planeta y, todo ello nos hace llegar a una síntesis que el qabbalista aplica en su vida diaria para la resolución de cualquier problema o de cualquier enigma que se le presenta.
El valor de “Pí” tiene una relación estrecha con la numerología. Ustedes saben que dentro del estudio de la trigonometría, este valor tiene una medida de acuerdo a una parte del círculo. El valor de “Pí” durante mucho tiempo fue erróneo. Todavía se recordará que su valor era igual a 3.1416. Cuando se iniciaron los viajes espaciales, los Científicos se dieron cuenta de que había un error de cálculo y que eso influía de manera importante.
Dentro del estudio qabbalístico, la aplicación de las fórmulas es determinante. Desde los colegios de la antigüedad se sabía que el valor de “Pí” era 3.142857, aunque nos lo enseñaron como 3.1416. Esas pequeñas equivocaciones de milésimas no permitían concretar perfectamente los cálculos. Observarán que este número, 3.142857, es un número especial que se deriva de la división de las veintidós letras del Alfabeto Hebraico, entre el número siete, indicado como los siete días de la Creación, los siete colores primarios, los siete hoyos de la cara (oídos, fosas nasales, ojos y boca), los siete colores del arcoíris. Si ustedes calculan la división de veintidós entre siete, ¿Qué resultado nos va a dar? : 3.142857.
Es muy importante memorizar y estudiar este número, porque el valor entero, que es el número tres, representa la Tríada Superior y 142 857 va a representar un número que, multiplicado por dos nos da los mismos números (285 714); multiplicado por tres, sucede lo mismo (428 571); multiplicado por cuatro, igual (571 428); lo mismo por cinco (714 285); que por seis; (857 142), pero ahora, mucha atención, multiplicando 142 857 por siete, qué número va a dar?, dará solamente nueves (999 999). El siete es el primer número que al multiplicarlo por 142 857 no nos da la repetición de los mismos números.
Si se suma uno al 999 999, resultado de la multiplicación por siete, vuelve a dar el número diez, o sea, el principio y el fin. Los ceros a la izquierda no tienen ningún valor, los ceros a la derecha indican números en expansión, así el uno y el diez son el mismo, pero el diez expandido. El uno y el cien son igual, pero este último expandido; el dos, el veinte, el doscientos y el dos mil son los mismos, pero expandidos. En la tradición qabbalística, en lugar de poner un número común y corriente como lo conocemos, se pone una letra de las veintidós combinada con otra y, así, da el número que queremos marcar. El valor secreto de los números, como el valor ordinario y el valor de “Pí”, son determinantes para poder deducir lo que significa un símbolo, lo que significa un mandala, y, también, la pronunciación del Nombre Divino.
Por ejemplo, uno de los veintidós nombres de la Divinidad:

Yod-He-Vaw-He,    o sea:    Iave.


LA FERRIERE                                                                                                                                                                    


                                                                                                                        




                                                                                                                   


                                                                                                                         


                                                                                                  


1 comentario:

Carlos E. Gini dijo...

La tradición Cabalística nos recuerda que antes de la creación, solo era Di-os; Pero como El no es corpóreo, no tiene experiencias per sé. Ese es el motivo por el cual la creación la realiza a través de la palabra (el verbo); y es justamente allí donde entra el número 22 (las 22 letras del alfabeto Hebreo). De esa forma, 3.142857 es el fruto de la creación; la manifestación de la materia densa, por ser resultado de 22 (las letras con las que Di-os pronunció el verbo); dividido por los 7 días de la creación...De ahí que la creación es perfecta, resultante de la manifestación de un ser incorpóreo (energía) realizando la materialización de la materia densa a través del acto creativo. Se deduce que la creación es perfecta, pues al multiplicarla por todos los números de la densidad (los 7 sephirot) nos dan los resultados expuestos más arriba; y a contraprueba de la perfección se da al multiplicarlo por 7:9999999