¿Cómo
debe ser adiestrado un hombre para poseer el atributo de la Sabiduría? Debes
saber que la Suprema Sabiduría, a pesar de mantenerse oculta y ser
extraordinariamente elevada, se extiende por encima de todas las criaturas.
Acerca de esto está dicho: “¡Cuan múltiples son tus obras, Oh Señor! Con tu
Sabiduría las has realizado*76. Por
ello, por su sabiduría, es propio del hombre causar beneficio sobre todas las
cosas y ser un efectivo maestro de hombres según sus posibilidades e influir en
los demás en la medida de lo posible sin que nada se lo impida. Debes
saber que la Sabiduría tiene dos caras. La cara superior está vuelta
hacia la Corona, aunque no la mira fijamente, sino que muestra su faz inclinada*77 recibiendo
el influjo de la Corona por arriba. El segundo rostro, más bajo, dirige su
rostro hacia abajo para controlar a las sefirot, que reciben la emanación de Su
sabiduría*78. Por esta
razón debe el hombre mostrar dos rostros: uno, en la soledad con su Creador, a
fin de aumentar la sabiduría que el Santo, bendito sea, ha vertido en él*79. Este flujo de Sabiduría se vierte en cada
sefirah según su justa medida, por lo que, necesariamente, la sabiduría es vertida
sobre cada hombre según las dimensiones de su entendimiento, procurando no
verter más sabiduría de la que el entendimiento del receptor es capaz de
recibir a fin de evitar todo daño, pues la sefirah más elevada (Keter) no añade
nada a la cantidad determinada por los límites del destinatario. Además, es
propio de la Sabiduría proveer de ella a todo lo que existe, pues es el
pensamiento que contempla a todas las criaturas*80. Acerca de la Sabiduría está dicho: “Mis
pensamientos no son sus pensamientos*81. Y está escrito: “Mas permitió que siendo un
desterrado no fuese un proscrito de Élso”. Y en otra parte se escribe: “Porque
los pensamientos que tengo hacia ti, dice el Señor, son de paz y no de
discordia, te daré un futuro y una
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76 Sal. CIV, 24.
77 La Sabiduría muestra la faz inclinada, pues a pesar de recibir
el influjo de Keter, el sentido de su
acción es siempre descendente. Ver al respecto notas anteriores.
78 La acción de Hokmah reside en su segundo rostro.
79 Referencia a la continuidad del flujo divino que hace subsistir
el mundo.
80 En la Sefirah Hokmah asoma el primer estadio de diferenciación
de la voluntad divina.
81 Is. LV, 8.
*82. Por ello todo hombre debe mantener sus ojos
abiertos para socorrer a los hijos de Israel, y guiar en sus hechos y en sus
pensamientos a aquéllos que se han desviado dirigiendo hacia ellos su
pensamiento bondadoso. Del mismo modo que la Mente*83 piensa en
beneficiar todo lo existente, todo hombre debe procurar mejorar la porción de
sus amigos, y para ello debe tomar buen consejo de Dios y de Su pueblo,
considerando a la comunidad y a sus individuos como un todo, y conduciendo por
el camino derecho a todo aquél que se ha desviado de la recta vía. Debe
gobernar su mente y su pensamiento para guiarlo y alentarlo a seguir la vía
recta y el camino derecho, así como el Supremo Pensamiento dirige al Supremo Hombre.
Por otra
parte, la Sabiduría preserva la vida de toda suerte de incidentes, por ello
está escrito: “La Sabiduría preserva su vida del odio” (Hokmak), pues instruye
la vida de los hombres del mundo entero, y a causa de ella todos los hombres
poseen la vida en este mundo y en el mundo futuro, pues por ella son abastecidos de los
medios necesarios para vivir. En efecto, la Sabiduría concede la vida a todo
aquello sobre lo que fluye. Además, la Sabiduría es
el padre*84 que creó todas las cosas. Está escrito: “¡Cuan
numerosas son tus obras, Oh Señor! En tu Sabiduría has creado todas las cosas*85 y todas
ellas viven y existen a partir de esa fuente. Por ello es la Sabiduría como un
padre para todas las criaturas del Santo, bendito sea, y de Israel en
particular, pues ellos son las almas santas que emanan de esa fuente. E Israel
debe orar constantemente por la misericordia y la bendición del mundo, pues
sólo el Padre Supremo tiene misericordia de todas sus criaturas. Debe rezar
constantemente por el alivio del sufrimiento como si aquéllos que sufren fuesen
sus propios hijos y como si hubiesen sido creados por ellos, pues ésta es la
voluntad del Santo, bendito sea. En este sentido dijo el pastor fiel: “¿Acaso
concebí yo a todos éstos para que me digas: llévalos en tu seno?*85. Así debe actuar todo el pueblo de Dios: como un
padre ejerciendo de ama de cría con su lactante*86. Debe tomar los corderos en sus brazos,
arroparlos en su pecho y conducir suavemente a las ovejas que amamantan*87. Debe pensar en aquéllas que han sido
aniquiladas, buscar a las jóvenes, sanar a las quebrantadas, apacentar a las
sanas y guiar a las extraviadas.
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82 II Sam. XIV, 14.
83 Jer. XXIX, 11.
84 En el simbolismo cabalístico la sefírah Hokmah es denominada
padre, así como la sefirah Binah es
denominada madre, pues Binah es la receptora que da forma a la
semilla (primer asomo de
diferenciación) procedente de la sefirah Hokmah. Sal. CIV, 24.
85 Num. XI, 12.
86 Ibid.
87 Is. XL, 11
*88 Debe tener piedad de Israel y llevar su yugo con
alegría, tal y como hace el Supremo Padre Misericordioso, que todo lo soporta.
No debe fatigarse ni negarse a conceder
a cada uno de acuerdo con sus necesidades. Estas son las cualidades de la
Sabiduría, a saber, las propias de un padre misericordioso hacia sus hijos. Su
misericordia se extiende sobre todas las criaturas, sin destruir ni despreciar
a ninguna de ellas. La Sabiduría Suprema se extiende sobre todo lo creado:
mineral, vegetal, animal y humano. Por esta razón la comida no debe ser
despreciada. El hombre debe mostrarse piadoso con todas las obras del Bendito,
del mismo modo que la Sabiduría Suprema no desprecia nada creado por ellos,
pues todo procede de la misma fuente. Está escrito: “En Sabiduría lo has creado
todo”. Por ello fue castigado nuestro maestro Santo*89, por su falta de piedad cuando le dijo al
becerrillo que se acercó a él para protegerse: “Venga, para esto fuiste creado”.
Los sufrimientos derivados del aspecto del juicio severo se enfrentan
con la Misericordia, que actúa a modo de escudo (contra el juicio)*90. Y de cuando mostró piedad con la comadreja, se
dice: “Y con la ternura de su misericordia da término a todas sus obras*91. Por ello se libró del juicio, porque se
depositó en él la luz de la Sabiduría y los sufrimientos le fueron mostrados. Por
eso no debe ser despreciada ninguna cosa creada, pues todas ellas fueron
creadas en Sabiduría. No debe ser arrancada ninguna cosa que crezca a menos que
sea necesario, ni se debe dar muerte a ningún ser viviente a menos que sea
necesario. Y aún en caso de necesidad se debe escoger para ellos una muerte
digna, valiéndose de un cuchillo que haya sido cuidadosamente examinado; debe
mostrarse piedad hacia todas las cosas y no herirlas, pues todas ellas dependen
de la Sabiduría, a menos que se trate de hacerlas ascender a un grado más
elevado, de vegetal a animal, y de animal a humano; en este caso está permitido
desarraigar la planta y matar a la bestia, a fin de extraer lo meritorio de lo
demérito.
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88 Inversión de Zac. XI, 16.
89 Rabí Yehudá el Príncipe, maestro de la Misnah.
90 Los atributos divinos jamás muestran su acción de manera
particular, sino que la acción de cada
sefirah queda determinada por la acción de las demás sefirot. Este
indujo mutuo entre las sefirot
adquiere un relieve especial en el caso de las sefirot contrarias o
complementarias.
91 Sal. CXLV, 9.
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