martes, 20 de marzo de 2012

CUALIDADES DE TIFERET

¿Cómo debe ser adiestrado un hombre para adquirir el atributo de la Belleza?. Sin duda la cualidad de la Belleza se halla en el estudio de la Torah. Sin embargo, el hombre debe procurar no abandonarse al orgullo a causa de las palabras de la Torah, pues ello causaría un gran mal. En la medida que incrementa su orgullo, el atributo de la Belleza, que es la Torah*150, se eleva y se aleja en lo alto, D-os no lo permita. Pero aquél que se humilla bajo las palabras de la Torah hace descender a la Belleza para que vierta su influencia sobre lo que está debajo de ella. Debes saber que hay cuatro sefirot*151 y tres cualidades que dependen de la Belleza. En primer lugar, el arrogante que se exalta por encima de sus pupilos hace que la Belleza se eleve por encima de la Paciencia y la Majestad. Por eso los pupilos serán los sabios del Señor, los pupilos de la Belleza. Así pues, aquél que se humilla para instruir en amor, hace que la Belleza descienda hacia los pupilos*152 y vierta sobre ellos su influencia. Ésta es la razón por la que un hombre debe ser agradable con sus discípulos y estar dispuesto a enseñarles tanto como sean capaces de asimilar, de modo que, de acuerdo con su capacidad, la Belleza vierta su flujo con justa medida en ellos. En segundo lugar, el arrogante que en virtud de su Torah se exalta por encima del pobre y lo desprecia también hace que la Belleza se eleve. Como sucedió cuando Elijan se presentó ante Rabí Simeón ben Eleazar con el aspecto de un vil mendigo, despreciable y aborrecible, para ponerlo a prueba. Sintiéndose superior ante el mendigo, lo insultó, y fue abiertamente reprendido por esta falta. A causa del arrogante que se alza por encima del pobre, la Belleza se alza por encima de la Fundación*153 y deja de verter su influencia sobre ella. Pero si el sabio considera al pobre, entonces la Belleza verterá su flujo en la Fundación. Por ello el pobre debe ser muy estimado por el sabio y consolado por él, para que la Fundación de los Mundos superiores sea estimada y protegida por la Belleza. 
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150 La Torah es representada por la sefirah de la Belleza.
151 Netzah, Hod, Yesod y Malkut.
152 Hacia Netzah y Hod.
153 La sefirah Yesod es la sefirah del pobre.

 En tercer lugar, aquél que aumenta su orgullo en virtud de su Torah sintiéndose superior al ignorante, es decir, superior al pueblo del Señor, hace que la Belleza ascienda por encima de la Soberanía*154 y deje de verter su flujo sobre ella. Por ello el sabio debe ser agradable con todos, estar a disposición de todas las criaturas y todos los hombres deben ser significativos a sus ojos, pues por éstos están aquéllos en lo bajo, según el secreto de la Tierra. Y si, D-os no lo permita, los llama asnos, hace que desciendan hacia ellos las Cáscaras*155, por lo que no merece ser un hijo iluminado por la luz de la Torah, como se declara en la Guemará*156. Por ello debe ser complaciente con ellos, a semejanza de la Belleza, que vierte su flujo sobre la Soberanía y ejerce su dominio sobre ella, según la pobreza de su mente, pues la mente de la mujer es luz. De esto se deduce además que el arrogante no debe exaltarse por encima de aquéllos cuya mente es débil, pues ellos están incluidos en el polvo de la tierra. A causa de esto los antiguos maestros nunca hicieron ostentación de su sabiduría, como puede verse en el episodio de Rabí Hamnuna en la primera sección del Génesis, y en el de Rabí Hagai, así como en el episodio relatado en los Tiqunim acerca de aquel hombre viejo que huyó cuando querían besarlo, pues no quería enorgullecerse de sus conocimientos. Por otra parte, cuando estudia las palabras de la Torah, su intención debe estar dirigida a adornar la Shekinah, a adornarla y a decorarla para la Belleza, y esto es lo que significa la Halahá para la Verdad. Y también es éste el significado de una discusión por causa del Cielo*157, a saber, entre la Clemencia y el Rigor, disputa que no persigue sino la consecución de la Belleza acordando aquella Halahá con Su Gobierno. Por ello el hombre debe mantenerse alejado de toda discusión que sobrepase estos límites, pues la Belleza no desea prender a los que están fuera de sus límites, aunque sea en virtud de las palabras de la Torah, manteniendo disputas cuyo fin es el Infierno, D-os no lo permita. La única disputa que no supone una falta para la Belleza, es la discusión de la Torah por causa del Cielo, pues todas sus sendas son de paz y contienen amor en su fin. Y aquél que se aprovecha de las palabras de la Torah comete una falta contra esta cualidad, pues estando sostenido por ella, la usa para cosas seculares. Por el contrario, ¡Dichosa aquella porción que estudia la Torah para el beneficio del Altísimo!. Lo más importante es purificar la mente mediante la prueba del pensamiento, así como examinarse a sí mismo en el curso de la discusión a fin de localizar el más ligero rastro de cosa vergonzosa y rechazarla. Y siempre debe admitirse la verdad en el orden de la Belleza, es decir, siempre debe ser perseguida la cualidad de la verdad allí donde se encuentre.
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154 La Comunidad de Israel es simbolizada por la sefirah Malkut.
155 Los demonios.
156 Ncd. 81a.
157 Ab. V, 17.

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